El país de las maravillas

Me observa y yo me exhibo como si fuera un pavo real (aunque como si no fuera conmigo la cosa). Y me miran. Y él ve cómo me miran. Y no me creo que eso no provoque ningún tipo de reacción. Y es indiferente conmigo pero cuando baja la guardia es un encanto y parece incluso humano.
Y cuando dije que no estaría el viernes, vi como le cambiaba la cara. Y no le entiendo. Y a veces creo que me obsesiono con él, y no quiero. Y me duele el estómago sólo de pensar que pueda aparecer alguien más en su vida... Me gustaría pensar menos y dejar de psicoanalizar las cosas de la manera que lo hago (¿cuándo dijo de repetir, se refería a este siglo o al próximo? ;)).

Soy un imán para los tíos raros, lo dicho.