El país de las maravillas

Me he pasado las últimas semanas trabajando, trabajando, trabajando y...pasándomelo bien también, claro. Eso es algo que no puedo evitar... :)

He hecho un montón de cosas: he estado un fin de semana genial en Ávila, en una peazo casa y con una gente muy maja. Llovió todos los días menos la mañana que nos tuvimos que ir, que salió un sol de fábula y nos acojonamos la primera noche porqué pareciamos los típicos protagonistas de una mala película de terror, a punto de ser asesinados por el gualtrapa del hacha. La mansión (con una decoración que rallaba y sobrepasaba con creces el mal gusto), tenía también una piscina interior (con agua helada, brrrrrr) y un fuego en el comedor decorado con cabezas de cabra, donde nos dedicamos a hacer barbacoas y a aumentar la celulitis, que simpre va bien para hacer frente al frío del invierno... ;)

Este último finde me tocaba ir a una discoteca que no me gusta en absoluto, para hacer un reportaje sobre una empresa que se dedica a animar despedidas de solteros y fiestas varias. Vaya palo, porqué yo venía disparada del segundo curro y lo que menos me apetecía era encerrarme ahí a bailar house, con una panda de adolescentes a los que les paso dos palmos y doblo en edad. Pero realmente nos lo pasamos muuuuuy bien (convencí a algunas amigas más para que me acompañaran a ver a los sexy boys; es que tengo una labia!!!! jejeje!)!
Bailamos todos los éxitos del verano (de este y del pasado, creo) e hicimos fotos como unas locas; también bebimos chupitos eróticos (aunque la verdad es que yo creo que el chaval no cronometró bien las distancias y toqué más carne de la que debiera...ups, yo pensaba que esto se hacía así...es que mira que soy ilusa...pero qué bueno que estaba!!!jajaja!), y los boys se quitaron toooooda la ropa.

Y sumo y sigo, que hoy es viernes y tengo cenita de cumpleaños...