lunes, enero 31, 2005
El club de la comedia
Estoy empezando a experimentar primeros síntomas de mi híper-activa vida.
Ayer me acosté tarde porqué estuve de cháchara con la gente del telepech y tuve una horrible pesadilla.
Estaba en el Club de la Comedia, pero en su versión más decrépita y roñosa, con un ambiente muy parecido al de un local de alterne. Una mujerona que rebosaba por todos los pliegues de su ropa se dirigió a mi y me dijo que era mi turno, y aquí empezó mi desesperación, ya que soy negadísima para contar chistes: empiezo a sudar, tartamudeo y hablo tan rápido que es imposible seguirme.
Por suerte, cuando ya me había casi comido los muñones de la desesperación pensado qué iba a contar y me había acordado de un par de chistes sobre patos (¿¿????), ha sonado el despertador. Bieeeeeeeeeen!
Ayer me acosté tarde porqué estuve de cháchara con la gente del telepech y tuve una horrible pesadilla.
Estaba en el Club de la Comedia, pero en su versión más decrépita y roñosa, con un ambiente muy parecido al de un local de alterne. Una mujerona que rebosaba por todos los pliegues de su ropa se dirigió a mi y me dijo que era mi turno, y aquí empezó mi desesperación, ya que soy negadísima para contar chistes: empiezo a sudar, tartamudeo y hablo tan rápido que es imposible seguirme.
Por suerte, cuando ya me había casi comido los muñones de la desesperación pensado qué iba a contar y me había acordado de un par de chistes sobre patos (¿¿????), ha sonado el despertador. Bieeeeeeeeeen!
