martes, agosto 24, 2004
El triste retorno
He estado dos semanas de vacaciones y después de otra, he conseguido volver a la normalidad.
En Salou, durante 4 días nos quemamos al sol; yo, aún recuperándome de unas oportunísimas quemaduras causadas por una olla de macarrones, intenté sólo tostarme (prueba conseguida, aunque es fácil cuando eres Blancanieves). Noches de Cage, botellón en el piso y las manualidades de Iván (que tío tan estupendo; y nosotras esperándonos encontrar a una especie de Marylin Manson).
Ami nos mostró qué tipo de persona era realmente: lianta, mentirosa compulsiva, follonera y sobre todo, maleducada. Me perdí el episodio con la chica de las trenzas porqué seguro que no tenía desperdicio: ella quejándose como siempre, a pleno pulmón, y la otra imitándola a sus espaldas. El resultado fue un poco horrendo y más porqué a Bea y Gemma les quedó genial.
El resto de los días, en Las Palmas y Tenerife, para reencontrarme con alguien muy especial y conocer a una pandilla majísima. Por su culpa estuve varios días pochísima; me encariño con la gente enseguida y luego me cuesta muchísimo volver a vivir en el mundo real (y también por las papas arrugás, el mojo, las guaguas y los chachos).
Un consejo: la Gomera sólo para gente que quiera desaparecer del mundanal ruído o adentrarse en el maravilloso mundo de los silbidos (yo estoy segura que Bin Ladden se esconde allí).
En Salou, durante 4 días nos quemamos al sol; yo, aún recuperándome de unas oportunísimas quemaduras causadas por una olla de macarrones, intenté sólo tostarme (prueba conseguida, aunque es fácil cuando eres Blancanieves). Noches de Cage, botellón en el piso y las manualidades de Iván (que tío tan estupendo; y nosotras esperándonos encontrar a una especie de Marylin Manson).
Ami nos mostró qué tipo de persona era realmente: lianta, mentirosa compulsiva, follonera y sobre todo, maleducada. Me perdí el episodio con la chica de las trenzas porqué seguro que no tenía desperdicio: ella quejándose como siempre, a pleno pulmón, y la otra imitándola a sus espaldas. El resultado fue un poco horrendo y más porqué a Bea y Gemma les quedó genial.
El resto de los días, en Las Palmas y Tenerife, para reencontrarme con alguien muy especial y conocer a una pandilla majísima. Por su culpa estuve varios días pochísima; me encariño con la gente enseguida y luego me cuesta muchísimo volver a vivir en el mundo real (y también por las papas arrugás, el mojo, las guaguas y los chachos).
Un consejo: la Gomera sólo para gente que quiera desaparecer del mundanal ruído o adentrarse en el maravilloso mundo de los silbidos (yo estoy segura que Bin Ladden se esconde allí).
